ART3 lo integran tres artistas plásticos muy heterogéneos entre si, con lenguajes expresivos muy diferentes, sin embargo hay una clara conjugación en sus maneras ya que el filtro de todas estas creaciones es la emoción.
Todos ellos cuentan sus historias desde lo emotivo, lo sensible y la intuición haciendo cierto eso de que los artistas aprenden sus técnicas, su oficio pero para encontrar la verdad tienen que despojarse de todo lo aprendido e inventar la manera de contarlo, de interpretar como un medium.
SILKATZAR existe cuando pinta, entonces abre su percepción para dejar emerger lo que se remueve en su interior transformado por los pigmentos, sintetizado en un símbolo, vuelta tras vuelta de pincel su conversación íntima se hace más profunda. Eso es lo que plasma en sus cuadros, fantasmales paisajes, la inmanente y extraña belleza de las cosas y los seres en una danza con el cosmos.
MARVILLA utiliza la intuición y con ella improvisa constantemente sobre la tela dejando que su mano adquiera fluida independencia de la razón. Así sus trabajos son a veces barrocas piezas de orfebrería y otras contundentes mazazos en el alma para el espectador. Su paleta es por tanto a veces agresiva y otras, llena de sutiles transparencias, para hablar del hombre y de lo místico que al fin son una misma cosa.
PEP CAPDAIGUA tiene la fuerza de lo tribal, de lo étnico en sus pinturas. Sus trazos son ampulosos y llenos de salvaje color en sus obras más raciales. Juega con las manchas buscando lo primitivo, lo ancestral. Siempre a través del retrato, y donde los ojos y la mirada son el centro de su tema. Y estos ojos hablan en sus piezas directamente al alma del espectador. En su búsqueda parece haber una intención de reinterpretar el arte indígena y en sus últimos trabajos reinventa las pinturas de dormidas civilizaciones.